Thread: Ensayo/revista
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Old January 04, 2013, 01:02 PM
Queli Queli is offline
Ruby
 
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Queli is on a distinguished road
¡Mil gracias, Angelica! Sus correciones me ayudan mucho y sus sugerencias siempre son tan útiles--se los agredezco.

Tiene razón sobre "tentativo"--no cabía. Intenté con otras palabras pero no estoy completamente segura que captan mi sentido--ojalá que sí (siempre un reto encontrar vocabulario para tono; sigo aprendiendo). Versión revisada a continuación--otra vez, gracias.

PD--sí creo que "reseña" describe el género.

Una historia tentativa de un amor incondicional

En los estantes en las librerías de cualquier ciudad, se aparecen cada vez más libros escritos por personas para quienes el problema de las drogas es, en sentido literal, familiar. Aunque se trate de historias complicadas, normalmente estos recuerdos ofrecen soluciones y nos aseguran que, aunque haya tenido fracasos, esta familia por fin encontró los recursos para sanar a su ser querido. Al mismo tiempo, la tenacidad del problema de drogas—y sobre todo la prevalencia de la recaída—sugiere que estas respuestas claras que tanto deseamos son engañosas. Por eso, el libro Mi hijo precioso: El viaje de un padre a través de la adicción de su hijo, en que David Sheff cuenta la historia de su hijo Nic, representa una contribución importante a este género.

No ofreciendo ni respuestas fáciles ni recursos garantizados, Sheff nos describe el territorio incierto de la vida familiar con un drogadicto y muestra las incertidumbres aún después de la recuperación. Aunque elucida los factores que pueden hacer que una persona se haga adicta e incluye información sobre la ciencia y la cultura de la adicción, no se presenta como experto sino como un padre que quiere entender a su hijo aún cuando sabe que no es completamente posible. Enfocándose en Nic como un individual en vez de cómo un ejemplo de un fenómeno, Sheff relata los acontecimientos en su vida, de una manera tan compleja que a veces parece demasiado detallada. Pero con el tiempo, el lector se da cuenta de que Sheff tiene un propósito en mostrarle al lector todos los pormenores—malos y buenos, banales y distintos—de la vida de Nic. Una vida “normal”, nos informa, a veces no lo es, y Nic, como todas, es una persona complicada. Es imposible saber cuáles eventos son formativos y cuáles son irrelevantes en la crianza de una persona, y de hecho nunca se puede saber de dónde vienen las características más importantes de los adultos que nos hacemos. Sheff no trata de decidir definitivamente cuáles son los eventos más importantes de su historia—todos pueden tener un papel, o no. Por eso el tono del libro es indefinido, como los sentimientos del propio autor acerca de que hizo él mal o bien como padre.

También Sheff es despiadamente honesto no sólo con su hijo sino consigo mismo, y no esconde sus propios defectos. A veces, él y otras personas en la familia toman decisiones que son equivocadas (o pueden parecerle así al lector) pero los presenta de una manera modesta e incierta, dejando que el lector saque sus conclusiones. Hay revelaciones también que debían costarle a Sheff relatar y que muestra que la enfermedad de su hijo hacían que sus propias creencias cambiaran. Pero aunque su libro parezca indeciso, el amor de Sheff por Nic no lo es. Es incondicional, aún cuando tiene que imponer límites en sus acciones o reacciones. Es profundo e infinito, reflejado en los eventos corrientes además que extraordinarios de las experiencias de un padre de un adicto.
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