My Essay Needs A Correction

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La invasión napoleónica de España, y la guerra que siguió a la Independencia (1808-1814) destruyó completamente la textura económica, social y política de España. La guerra contra los invasores franceses y la intensidad de las luchas políticas posteriores criado una violencia inusual en la política española. Después de la guerra ni el viejo orden social, ni su cultura sobreviviera. El inmenso vacío que ha dejado en sus consecuencias, en ambos lados del Atlántico, en España y en la América española, se inició una búsqueda agónica de una nueva identidad durante todo el siglo 19, que es la clave de la inestabilidad política del conjunto español -mundo de habla hasta hoy. Tras el regreso del rey Fernando VII al trono en 1814, se produjo una amarga lucha civil entre absolutistas y "liberales", un término que se originó en España, usado por los partidarios de la libertad y la democracia. En la América española los liberales ganaron y 16 nuevas repúblicas se independizaron en 1824. Sólo Cuba, Puerto Rico, Filipinas y las cadenas de las Islas del Pacífico de las Carolinas, las Marianas, Islas Marshall y la que quedaba del imperio español una vez grande.

Cuba había sido la puerta y la piedra angular del imperio y fue, por tanto, más estrechamente vinculados a la madre patria. Además, un gran número de seguidores españoles huyeron de sus países de origen recién independientes a refugiarse en la isla. Sin embargo, la independencia, probablemente habría llegado tarde o temprano, si los Estados Unidos prefería no la soberanía española, por razones políticas y estratégicas. Sin embargo, este remanente del imperio de España no han roto tan completamente de España tenía los liberales no se han enfrentado en la madre patria por los absolutistas en tres guerras dinásticas prolongada que llevó a un período de incertidumbre política y los regímenes militares. Al final, la revolución de 1868 en España y la confusión que siguió permitió a los cubanos para iniciar la primera guerra de independencia. La disidencia fue ferozmente reprimida en Cuba como en España, sin saberlo, la creación de héroes y mártires de la independencia cubana. La economía esclavista de las plantaciones de azúcar y el tabaco más leña al movimiento por la independencia y, como en el Sur de los Estados Unidos, la resistencia contra la supresión que supondría.

Después de la orden fue restaurado en España en 1876, la insurrección cubana también llegó a su fin, pero los gobiernos españoles que siguieron no fueron capaces de poner en práctica las reformas que habían prometido en 1878 y, en particular, una autonomía que era la única alternativa viable a la independencia . Aunque el reinado constitucional de Alfonso XII (1871-1885) significó el fin de la confusión política del período anterior y el comienzo de la nueva España, la vida política estaba todavía bajo una presión considerable. El "carlistas" (llamada así después de que el pretendiente al trono absolutista, don Carlos) no había dado por vencido y se aprovechó de la profunda división religiosa y cultural del siglo. Los republicanos se opusieron también a la dinastía de los liberales. Los militares se habían acostumbrado a la censura de la vida política. Los partidos liberales y conservadores, todavía tenía que desarrollar el apoyo de las bases. En este entorno de incertidumbre, los gobiernos españoles tuvieron dificultades para hacer concesiones a los cubanos o aceptar la intervención creciente de los Estados Unidos.

La situación de Cuba, a sólo noventa millas de distancia, era cada vez más importante para Estados Unidos. Ya durante la primera insurrección de 1868-1878, EE.UU. El presidente Grant considera que la independencia de Cuba y la emancipación de los esclavos en la isla habría sido el último capítulo de la Guerra Civil y la plena aplicación de la doctrina de Monroe después de la expulsión de los franceses de México. La opinión pública en los Estados Unidos era muy favorable a la independencia de Cuba y el Congreso aprobó una resolución conjunta en su favor. La frágil paz de 1878, bloquean el movimiento en favor de la intervención en los asuntos cubanos hasta la segunda insurrección de 1895. En ese año, los crecientes intereses económicos de EE.UU. y comercial en la isla y el nuevo clima social y político en los Estados Unidos, centró la atención constante sobre la situación en Cuba. Ese interés se avivó considerablemente por importantes grupos de cubanos que habían emigrado a la Florida y Nueva York, de una manera peculiar similar al papel actual de grupos similares.

En 1895 España miró al general Arsenio Martínez Campos para buscar una solución a la situación cubana. Tenía todas las credenciales correctas: había derrotado a los carlistas de una vez por todas, él y el primer ministro Cánovas del Castillo había restaurado el rey Alfonso XII al trono en 1876 con la instalación de un sistema constitucional dirigido por civiles que duraría hasta 1931, que había pacificado Cuba en 1878 con su habilidad militar y la sensibilidad política. Fue enviado a Cuba para volver a intentarlo en 1895. Pronto se dio cuenta de que la situación era muy diferente y que la insurrección había aumentado en fuerza y ​​apoyo moral a lo largo de toda la isla. Se dio cuenta de que estaba más allá de la represión militar y tal vez incluso más allá de una solución política. El primer ministro Cánovas también sabía Cuba y, como había sido Ministro de Asuntos Coloniales en un gobierno anterior. En ese momento él había sugerido reformas políticas que nunca fueron implementadas.

En 1895, sin embargo, se opuso Cánovas Martínez Campos. Estaba convencido de que ni el nuevo régimen democrático, ni el tesoro nacional podía permitirse concesiones políticas en Cuba. Él permitió que el General para dirigir un nuevo gobierno, creyendo que pronto aprendería las limitaciones políticas que enfrentó. Como había predicho Cánovas, Martínez Campos, pronto descubrió que sus planes no eran políticamente factible. Cánovas volvió al poder y decidió probar la opción militar. Él envió a un político de línea dura del ejército, el general Valeriano Weyler, con instrucciones para acabar con la insurrección. Cánovas estaba convencido de que una solución rápida evitaría una intervención de las tropas de EE.UU., mientras que Weyler estaba seguro de poder conseguir el resultado deseado dentro de dos años.

Inmediatamente después de su llegada a Cuba, que decretó la "reconcentración" de la población rural en las ciudades fortificadas y la destrucción de la tierra de la que los insurrectos derivaban su sustento y apoyo, mientras que seguía ardiendo las plantaciones de azúcar y el tabaco para privar al gobierno de sus recursos. Así, mientras ambas partes procedieron a destruir la economía de la isla de forma sistemática, el "reconcentrados" sufrido terriblemente por la enfermedad y el hambre. Aunque el general Weyler se negó a reconocerlo, su política había fracasado. Las hostilidades continuaron con todos los horrores de una guerra civil, la noticia indignó la opinión pública en los Estados Unidos. Aunque el "amarillo" de prensa de Joseph Pulitzer y William Randolph Hearst exagerado mucho la situación, inventando historias para adaptarse a su punto de vista, y utiliza las nuevas técnicas periodísticas de ilustraciones, fotografías y entrevistas, la pura verdad era bastante malo. La prensa moderada, así como la nueva administración republicana del presidente McKinley, que se encuentran más y más difícil oponerse a la idea de la intervención de EE.UU..

decisión de Cánovas para seguir este curso destructivo en Cuba a pesar de su conocimiento personal de la situación fue motivada por la política interna. Las fuerzas armadas lo habría atacado severamente si él había hecho concesiones políticas a los cubanos, y que las críticas que han sido utilizados por los ultras, los carlistas y los republicanos contra el nuevo régimen democrático en España, muy debilitado por la muerte de Alfonso XII en 1885 dejando el trono a un hijo póstumo, el futuro Alfonso XIII, bajo el cuidado de la Reina Regente, María Cristina. Por otra parte, el Partido Conservador tenía importantes conexiones con los poderosos grupos de presión comerciales que se han opuesto a tales concesiones políticas. Irónicamente, parece que Cánovas estaba empezando a darse cuenta de la gravedad de la situación en Cuba, cuando un anarquista lo asesinaron en agosto de 1897, sólo cuatro años antes de que el presidente McKinley EE.UU. sufriría la misma suerte.

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[Torres]

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"La invasión napoleónica de España, y la guerra que siguió a la Independencia"
Sería "La invasión napoleónica de España y la guerra que siguió a la Independencia"