Queli
September 07, 2012, 11:40 AM
Ofrezco este ensayo para sugerencias--si alguién quisiera leerlo y me ofreciera algún consejo, le estaría agradecida.
Facilitadores
En el lenguaje de la adición, se escuche mucho la palabra facilitador. Un facilitador es una persona que le ayuda al adicto a mantener su adicción. Por supuesto hay vendedores de drogas o alcohol y las personas que se los dan por primara vez a los adictos, pero la mayoría de los facilitadores tienen un papel más sutil y complicado. El esposo que ignora los señales de un problema de alcohol y excusa los acciones de su mujer cuando ella hace decisiones malas por causa del alcohol, un compañero de trabajo que hace pretextos o mantienen las mentiras del adicto cuando no puede cumplir sus compromisos, los padres que no quieren creer que sus hijos toman drogas y niegue enfrentarlos.
Normalmente, asumimos que un facilitador es una persona con una relación cercana con el adicto, un pariente o amigo. Pero tomando una vista más amplia, es obvio que estas personas no manejan en un vacío. Hay varias otras que tienen papeles importantes, personas en posiciones de poder o influencia que ignoran los señales de un problema, que saben del abuso de drogas pero prefieren que no haya un enfrentamiento , o que tienen sus propios intereses en que el adicto no cambie. Si vamos a enfrentar la adicción en nuestra sociedad, no podemos ignorarlas o disculparlas.
Por ejemplo, en el libro conmovedor Mi hijo precioso: El viaje de un padre a través de la adicción de su hijo, David Sheff admite que era un facilitador de la adición de su hijo Nic. Pero, aunque Sheff no las identifica así, había otras personas con papeles importantes en mantener la adicción de Nic. Cuando Nic fallaba una y otra vez de su escuela privada—tanto que el director le dijo a Sheff que Nic tenía un número record de ausencias—no había consecuencias. Tal vez fuera porque era un estudiante inteligente y no parecía adicto—¿o habría sido que la escuela no quería castigar un estudiante con familia rica y arriesgar perderlo? Cuando Nic desapareció de la casa, su terapeuta le dijo a Sheff que el muchacho tenía declarar su independencia. ¿Podía ser que el terapeuta temía estar demasiado duro o alarmante, a cuesta de la salud de su paciente? No es que fueran personas malas o egoístas, pero hay que admitir que sus acciones en parte ayudaba a Nic a mantener su adicción.
Si queremos enfrentar el problema de la adicción, necesitamos darnos cuenta que hay muchos facilitadores en las vidas de los adictos—incluso, tal vez, nosotros mismos. Cuando no decimos algo que debimos decir, cuando veamos algo y preferimos evitar un escandalo o una discusión, cuando elegimos nuestro confort en vez de arriesgarlo, debemos preguntarnos si hacer lo fácil o no hacer nada es, de hecho, hacer daño.
Facilitadores
En el lenguaje de la adición, se escuche mucho la palabra facilitador. Un facilitador es una persona que le ayuda al adicto a mantener su adicción. Por supuesto hay vendedores de drogas o alcohol y las personas que se los dan por primara vez a los adictos, pero la mayoría de los facilitadores tienen un papel más sutil y complicado. El esposo que ignora los señales de un problema de alcohol y excusa los acciones de su mujer cuando ella hace decisiones malas por causa del alcohol, un compañero de trabajo que hace pretextos o mantienen las mentiras del adicto cuando no puede cumplir sus compromisos, los padres que no quieren creer que sus hijos toman drogas y niegue enfrentarlos.
Normalmente, asumimos que un facilitador es una persona con una relación cercana con el adicto, un pariente o amigo. Pero tomando una vista más amplia, es obvio que estas personas no manejan en un vacío. Hay varias otras que tienen papeles importantes, personas en posiciones de poder o influencia que ignoran los señales de un problema, que saben del abuso de drogas pero prefieren que no haya un enfrentamiento , o que tienen sus propios intereses en que el adicto no cambie. Si vamos a enfrentar la adicción en nuestra sociedad, no podemos ignorarlas o disculparlas.
Por ejemplo, en el libro conmovedor Mi hijo precioso: El viaje de un padre a través de la adicción de su hijo, David Sheff admite que era un facilitador de la adición de su hijo Nic. Pero, aunque Sheff no las identifica así, había otras personas con papeles importantes en mantener la adicción de Nic. Cuando Nic fallaba una y otra vez de su escuela privada—tanto que el director le dijo a Sheff que Nic tenía un número record de ausencias—no había consecuencias. Tal vez fuera porque era un estudiante inteligente y no parecía adicto—¿o habría sido que la escuela no quería castigar un estudiante con familia rica y arriesgar perderlo? Cuando Nic desapareció de la casa, su terapeuta le dijo a Sheff que el muchacho tenía declarar su independencia. ¿Podía ser que el terapeuta temía estar demasiado duro o alarmante, a cuesta de la salud de su paciente? No es que fueran personas malas o egoístas, pero hay que admitir que sus acciones en parte ayudaba a Nic a mantener su adicción.
Si queremos enfrentar el problema de la adicción, necesitamos darnos cuenta que hay muchos facilitadores en las vidas de los adictos—incluso, tal vez, nosotros mismos. Cuando no decimos algo que debimos decir, cuando veamos algo y preferimos evitar un escandalo o una discusión, cuando elegimos nuestro confort en vez de arriesgarlo, debemos preguntarnos si hacer lo fácil o no hacer nada es, de hecho, hacer daño.