Queli
December 29, 2012, 08:26 PM
Agradecería mucho que alguien leyera este ensayo y me diera correcciones o sugerencias. Quiero que tenga un tono personal pero no demasiado informal (es decir, con un léxico moderado).--Gracias
Fotos de sueños
Cuando tenía veinte años, trabajé por un ratito en una agencia de modelos. El trabajo no era desagradable ni pesado—contesté los teléfonos, respondí al correo—pero tampoco era gratificante. La verdad es que después de unos días en que el glamour y la belleza me fascinaban, me daba cuento de que aun estuviera en un edificio bello y bien amueblado con un ambiente de elegancia, era un puesto ordinario de recepcionista, un trabajo cualquier entre otros que tenía antes y tendría después.
Pero nunca me olvidaré de las fotos.
No se refiero a las fotos de los modelos de la agencia, las imágenes profesionales y espectaculares que se encontraban por todos lados. Me impresionaba otra colección de fotos, las que recibía la agencia cada día, en sobres con la dirección escrita a mano (en ese tiempo antes de correo electrónico). Me tocaba abrirlos, y al dentro había las fotos, fotos buenas pero bastante ordinarias de niños y adolescentes y de vez en cuando adultos. Mandadas sobre todo por padres pero, en algunos casos, por el sujeto de la imagen si mismo, llegaban cada día con los sueños que hicieran una impresión, capturaran la atención de mis jefes, los directores de la agencia. Los sueños de que en esta imagen hubiera algo que dijera: podría, debería, ser modelo.
Cuando mis jefes pasaban por mi escritorio, las miraban, y pronto hacían a un lado mayoría para que yo las devolviera. A veces paraban con una imagen—podría ser, iban a guardar ésta para mirarla otra vez. Por mucho que yo lo intentara, no podía determinar porque eran diferentes. Todas me parecían bellas; todos los sueños me parecían posibles. Pero casi todas de las imágenes eran devueltas a sus remitentes, y me preguntaba, ¿qué pensarían? ¿Qué mirarían en las fotos? ¿Todavía unos sueños, o sólo momentos de la vida, el pasado en vez del futuro?
Fotos de sueños
Cuando tenía veinte años, trabajé por un ratito en una agencia de modelos. El trabajo no era desagradable ni pesado—contesté los teléfonos, respondí al correo—pero tampoco era gratificante. La verdad es que después de unos días en que el glamour y la belleza me fascinaban, me daba cuento de que aun estuviera en un edificio bello y bien amueblado con un ambiente de elegancia, era un puesto ordinario de recepcionista, un trabajo cualquier entre otros que tenía antes y tendría después.
Pero nunca me olvidaré de las fotos.
No se refiero a las fotos de los modelos de la agencia, las imágenes profesionales y espectaculares que se encontraban por todos lados. Me impresionaba otra colección de fotos, las que recibía la agencia cada día, en sobres con la dirección escrita a mano (en ese tiempo antes de correo electrónico). Me tocaba abrirlos, y al dentro había las fotos, fotos buenas pero bastante ordinarias de niños y adolescentes y de vez en cuando adultos. Mandadas sobre todo por padres pero, en algunos casos, por el sujeto de la imagen si mismo, llegaban cada día con los sueños que hicieran una impresión, capturaran la atención de mis jefes, los directores de la agencia. Los sueños de que en esta imagen hubiera algo que dijera: podría, debería, ser modelo.
Cuando mis jefes pasaban por mi escritorio, las miraban, y pronto hacían a un lado mayoría para que yo las devolviera. A veces paraban con una imagen—podría ser, iban a guardar ésta para mirarla otra vez. Por mucho que yo lo intentara, no podía determinar porque eran diferentes. Todas me parecían bellas; todos los sueños me parecían posibles. Pero casi todas de las imágenes eran devueltas a sus remitentes, y me preguntaba, ¿qué pensarían? ¿Qué mirarían en las fotos? ¿Todavía unos sueños, o sólo momentos de la vida, el pasado en vez del futuro?